
-Pa –dijo Ari
-Mmmmm –dijo su padre.
-Pa, ¿qué es una pregunta?
-¿Qué me estás preguntando?
-Sí, ya sé que estoy haciéndote una pregunta, pero no es esa la pregunta que te hago
-¿Cuál es la pregunta que me haces? Parece que estamos danto vueltas una y otra vez, como Abbott y Costello. ¿Quién es primero?
-¡Pa!
-¿Qué?
-Hablo en serio. ¿Qué es una pregunta?
-¿Por qué quieres saberlo?
-Eso no viene al caso, pa. Qué importa por qué quiero saber. Simplemente quiero saberlo.
-Vos siempre preguntas por qué. ¿Por qué yo no puedo preguntar por qué?
-Papá, lo único que te hice fue una pregunta sencilla, y no haces más que dar vueltas y vueltas. Todo lo que trataba de averiguar es qué pasa cuando hacemos una pregunta.
-Creía haberte contestado.
-¿Cómo que me contestaste? No me contestaste. Simplemente me hiciste un montón de preguntas.
-No tendría que hacer tantas preguntas si supiera alguna respuesta.
-Y si yo supiera qué son las preguntas, a lo mejor no haría tantas.
-Si supieras qué son, tal vez harías aún más.
-¡Pa!
-¿Mmmm?
-Sigo tratando de averiguar.
-¿Qué es una pregunta, o qué pasa cuando hacemos una? Ari parecía afligido. Su padre se alzó de hombros.
-Bueno, primero me preguntaste una cosa, y después otra. ¿Cómo puedo ayudarte si no haces más que cambiar lo que me preguntas?
-Está bien, ¿qué pasa cuando hacemos una pregunta?
El señor Stotelmeyer frunció los labios y reflexionó.
-Cuando haces una pregunta, ¿cómo te sentís?
-Confundido.
-¿Y cómo te sentís cuando te sientas a la mesa para cenar?
-Hambriento. Ah, ya entiendo a dónde vas. Quieres decir que cuando tenemos hambre, es natural que busquemos algo para comer, y cuando estamos confundidos, es natural que busquemos respuestas.
-¿Así que buscar respuestas es tan natural como buscar comida?
Ari se tendió en el suelo, junto a la silla de su padre.
-A lo mejor es así, ¿pero eso quiere decir que hacer preguntas es lo mismo que buscar respuestas?
-El señor Stotelmeyer negó con la cabeza.
-No dije eso.
-Entonces, ¿qué es una pregunta?
-Ari, pareces una mosca enferma. Das vueltas zumbando como una mosca enferma.
Ari se rió.
-A lo mejor, la mosca no está enferma para nada. A lo mejor, sólo trata de preguntarte algo. O tal vez tiene un problema. –Entonces reflexionó-: -¿es eso lo que me decís, que hacemos preguntas porque tenemos problemas?
-¿Nosotros tenemos problemas o los problemas nos tienen a nosotros?
-Ay, pa, por Dios, ¿no vas a hablar en serio?
-Estoy hablando en serio.
-Bueno, ¿cuál es la relación entre una pregunta y un problema?
-¿Cuál es la relación entre un iceberg y la punta del iceberg?
-La punta del iceberg es lo único que podemos ver; el resto está debajo del agua.
-Entonces, ¿no es posible que tu pregunta sea sólo la punta del problema?
-¿La pregunta es mía pero el problema no?
-No.
-Entonces, ¿de quién es?
-De nadie. Mira, si terminaras la escuela y no estuvieras seguro de qué hacer después, estarías confundido y empezarías a hacer preguntas. Pero si hay paro de docentes, entonces eso es un problema, y no es sólo tuyo. Por eso dije que no lo tendrías sino que él te tendría a vos.
-¿Así que la razón por la que hago preguntas no es tanto para conseguir respuestas como para llegar a saber cuál es el problema?
El señor Stotelmeyer se permitió una tenue sonrisa, y asintió con la cabeza.
-Entonces, papá –insistió Ari-, si debajo de toda pregunta hay un problema, ¿quiere decir que debajo de toda afirmación hay una pregunta?
Su padre no dijo nada. Ari esperó, y luego agregó:
-Y ya que estamos, ¿significa que debajo de cada problema hay algo?
-Eso –respondió el seños Stotelmeyer- es un misterio.
Mathew Lipman, Lisa, Capítulo 1 Episodio 2, Ed. Manantial, Argentina Tomado de http://www.tematika.com/libros/humanidades--2/educacion--3/didactica-- 5/lisa--252983.htm
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